Después de su primer contacto en la Colonia y al cumplir los 8 años, entran a formar parte de la Manada de Lobatos.
Su marco simbólico es el Libro de la Selva, o mejor dicho el Libro de las Tierras Vírgenes a través del cual se convierten en Lobatos. Su imaginación está al servicio de una incesante actividad y del juego, su medio de aprender.
Su compromiso es “Haremos lo mejor”. De nuevo es el desarrollo de la imaginación es la que permite a la figura adulta y modelo educativo a hablar un lenguaje accesible para la edad con la que nos encontramos. En esta etapa, niñas y niños aprenden a convivir en pequeños grupos de seis, llamados “seisenas”, en las que se reparten responsabilidades y aprenden a trabajar en unión, desplegando sus hábitos sociales y responsabilizándose de su tarea. A través del “Gran Juego”, que es el hilo conductor, cada persona perteneciente a la Manada aprende a quererse y respetarse, y a querer y respetar a las demás personas. Es a través del juego como va adquiriendo también sus propios valores personales que le acompañarán toda su vida. A través de talleres se inician en destrezas y habilidades, y a través de excursiones y campamentos, a desenvolverse con autonomía de forma progresiva.
La Manada de Lobatos se inicia en el Gran Juego de la Vida con la ilusión de crecer con salud, fuertes, capaces de superarse y con ganas de descubrir el mundo.